Muchos pensaran que el sistema judicial actual solo afecta a las empresas en el coste de la contratación de un bufete de abogados, así como el procurador y diversos instrumentos necesarios para llevar a cabo los juicios y que lleguen a buen puerto. No obstante la celeridad con la que los juicios se realizan, puede ser mucho más perjudicial en cuanto a las cuentas de la empresa se refiere.
Las empresas necesitan un sistema de justicia rápido puesto que de otra forma, no solo los pagos a las personas anteriormente indicadas se extienden en el tiempo, pueden sucederse una serie de situaciones que pueden ser desastrosas para las compañías.
Los juicios generalmente, dan mala prensa de las empresas, no es de agradar para clientes y proveedores que la empresa a la cual compran o venden, respectivamente, estén sometidos la fija atención de la justicia. Puede ser falsamente denunciada la empresa y que por motivos este motivo sus cifras de ventas comiencen a decrecer. Una rápida resolución del caso provocaría que la opinión pública no se cebase con la marca y por tanto en el caso de que sea inocente, el tiempo del juicio no juegue en su contra.
También es posible que los costes del juicio, para todo tipo de empresas acaben con la misma puesto que son demasiado caros o la empresa no posee los recursos necesarios para ello, trabajando con un estrecho margen de beneficios. Esta situación muchas veces es aprovechada por la competencia para eliminar a otras firmas del mercado.
La paralización de un sector de la empresa por estar involucrado en el juicio, si esto es solicitado por un juez, o el impedimento del uso de los inmuebles de la empresa puede provocar la paralización de la producción, si de una compañía productora de bienes se tratara. No es necesario que indique lo perjudicial que puede ser esto para las cuentas de la empresa.
Por ello las empresas necesitan un sistema judicial rápido, justo y eficaz. He de recordar que este aspecto es un freno para la creación de empresas y para la atracción de firmas extranjeras a nuestro país.
Carlos Laorden López
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