Las inversiones que se realizan en infraestructuras, en cualquier país del mundo están, o deberían estar basadas en una serie de criterios, de estimaciones sobre el uso que se dará a la estructura que se pretende construir en los próximos 20 años a su construcción. Es decir, la creación de una infraestructura no puede hacerse como venga en gana al gobierno de turno, ha de pensar en largo plazo, no puede estancarse en un periodo de 4 años, que en España es el tiempo fijado para la renovación de la plana mayor del estado.
Pese a este principio, por el cual las construcciones serían lo más eficientes posibles dadas las previsiones de su uso futuro, si son construidas en el lugar apropiado y sugerido por el estudio de campo y especializado, en España las inversiones han atendido en su mayoría a criterios políticos y no económicos, estableciéndose un sistema radial de carreteras en torno a Madrid, no pensando en lo que a largo plazo lo que se convertiría en el principal mercado sería el comercio con la Unión Europea.
Con respecto a este tema, la Unión ha tomado cartas en el asunto y la financiación que se recibe desde Europa ha de ser para la construcción de infraestructuras que conecten los diferentes países con el resto, creando rutas favorables para el comercio interno en la UE.
Actualmente se están creando desde el respectivo organismo encargado del transporte en Europa, de crear dos rutas básicas por la Unión. Un eje norte, el cual una el norte de España con toda la costa atlántica del continente pasando por el mar del norte y hasta el Báltico y por otra parte la creación de un eje sur, conectando Madrid, como inicio, pasando por Barcelona, toda la costa francesa en el Mediterráneo, Austria, Eslovenia y Hungría.
Estamos hablando por supuesto de una línea ferroviaria y una ampliación y o mejora de la red de carreteras europea, financiada con dinero europeo.
Con esto quiero sacar varias reflexiones. La primera es que vivimos en un mundo global, no existe ya la autarquía y necesitamos conexiones con el mundo exterior, en nuestro caso, al menos por tierra firme con Europa. La segunda es que los gobiernos han de preocuparse por ámbitos mucho más amplios, olvidándose de periodos cortos de 4 o 5 años, dependiendo del país del que hablemos. Y la tercera es que la población ha de ampliar sus fronteras y ver la importancia que tiene la creación de conexiones con la unión, porque ese es el futuro económico, una Europa fuerte y competente.
Carlos Laorden.
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