miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA PRESUNTA LIBERTAD

Hay muchas profesiones en las cuales debiera de tenerse cuidado con las palabras que pueden llegar a decirse, dado que los están al otro lado, tus escuchantes, tus pupilos, pueden asumirlas de unas formas u otras y no son más que una opinión formada en tu mente. No estoy diciendo que no seas tú mismo, estoy diciendo que se puede ser neutral. Esta entrada en el blog trasciende en mi vida, lo he vivido y seguramente lo vuelva a vivir, me refiero al hecho de que los profesores de colegio, instituto, universidad... se posicionen en uno u otro bando, y no me refiero únicamente en referencia a la política, también en cualquier ámbito social. He tenido y tengo miedo de suspender asignaturas en una universidad pública, en la que supuestamente no existe el color, por expresar en clase mis ideas, mis dudas acerca de las teorías que se dan por verdaderas en clase.
Los jóvenes son las personas más débiles de la sociedad, en cuanto a ideales se refiere, dado que por la propia incultura e inocencia a edades tempranas hace que ciertas ideas que se imparte en clase puedan ahondar tan profundo en la mente de una persona, que rechace en un futuro, sin entender otras posibilidades, sin dar pie a otra vida que la que en su mente le han implantado y puede que no sea la mejor. Cada uno ha de hacerse a sí mismo, probar todas las corrientes, pensar en todas ellas y finalmente, decidir qué es lo que le gusta, lo que le parece correcto, y no hablo solo de extremismos, blanco o negro, hablo también de la escala de grises que puede traspasar fronteras. 

Muchas asignaturas pueden convertirse en propaganda social, propaganda política, propaganda económica, y ha de ser el profesor, la persona que de forma neutral explique a sus alumnos la materia en cuestión, con dos opciones validas: la primera de ellas es intentar no entrar en este tipo de debates, si no se es lo suficientemente capaz de mantenerse al margen; la segunda es explicar aquellas posibilidades que puedan darse, sin posicionarse en ninguna de ellas, de forma que los alumnos salgan de la clase con los conocimientos que se debieran de obtener y con varias valoraciones sobre las que personalmente podrán pensar y posicionarse individualmente. 
He aprendido a no creerme todo lo que me dicen, a plantearme toda la vida que gira a mi alrededor, a ser independiente y formar mis propias ideas, no asumir las que me dictan los demás como la única ley, de esta forma y como se dice en español pero con signo negativo: “lo que diga alguien, no va a misa”

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