Todos estamos desacuerdo en que estamos en desacuerdo, mucha de la riqueza cultural ha surgido de los conflictos entre distintos ideales, pocas cosas de lo actualmente construido ha sido creado mediante el dialogo y así surgen los fallos del sistema, como es la educación, pero el ejemplo perfecto, español del consenso es la constitución, por medio del dialogo y el entendimiento entre las partes, al aposentar nuestros trajeados traseros en sillones de seda italiana.
El juego político ha de consistir en una mente abierta, claras convicciones, capaces de ser defendidas por medio de la retorica en los órganos decisivos del estado y aun mas, sabiendo que la ciudadanía ha de ser complacida, de forma que para este propósito, no solo ha de coincidir con las opiniones de los votantes, sino que ha de saberse ser explicado de forma que todo el mundo lo entienda (es común que ciertas medidas den efectos indirectos, los realmente efectivos y los que realmente se pretendían en un principio, pero que la población solo vea el directo, medida a primera vista inútil, que resulta ser el paso necesario para avanzar).
Como decía en el párrafo anterior, ideas claras, pero mente abierta, el orgullo es bueno hasta cierto punto si te propones realizar algo, pero hay que saber cuando este adjetivo tan común en este país, entorpece tu mandato, tu propósito. El ejemplo perfecto de orgullo lo tengo en mi propia comunidad autónoma, donde la traducción de la palabra “No” es “Si por mis cojones”.
Con esta introducción sobre el orgullo intento hacer reflexionar sobre el sentido común en la política actual, donde gobierne quien gobierne el efecto de la oposición es el totalmente contrario, no aceptan un no por respuesta. Realmente no se sientan a dialogar, si literalmente, pero no es lo mismo el dialogo que el monólogo, en el primero, se debate, se discute sobre los temas y se llega a un acuerdo común, aunque se tarden cuatro años, pero en el segundo de ellos, el monólogo, uno habla, expone sus ideas, el otro habla, expone igualmente su opinión, se hacen la foto, se dan la mano y cada uno a su respectiva casa, habiendo oído, no escuchado.
Por decir que no, que no quede, que para decir que si ya habrá tiempo, aunque esas medidas sean defendidas por la propia oposición, nunca serán lo suficientemente buenas y no serán votadas afirmativamente, únicamente no serán rechazadas, y eso, querido lector, en mi pueblo, de toda la vida se ha llamado hacerse el duro. Espero que no me juzgué nadie por lo que voy a decir ahora, pero les hace falta a los señores políticos: hay una frase que a las mujeres les encanta oír, o eso se suele decir, que es “cariño, tenias razón”, en mi sincera opinión, cambiando el tiempo verbal a un presente simple y eliminando el “cariño” de esta expresión, nuestros queridos políticos deberían escribir todos los días 100 veces esto en un papel, cual niños de siete años, para que se les quede bien aprendido, que si se dice, no se pierde la dignidad, se practica el consenso y la democracia.
Como decía en el párrafo anterior, ideas claras, pero mente abierta, el orgullo es bueno hasta cierto punto si te propones realizar algo, pero hay que saber cuando este adjetivo tan común en este país, entorpece tu mandato, tu propósito. El ejemplo perfecto de orgullo lo tengo en mi propia comunidad autónoma, donde la traducción de la palabra “No” es “Si por mis cojones”.
Con esta introducción sobre el orgullo intento hacer reflexionar sobre el sentido común en la política actual, donde gobierne quien gobierne el efecto de la oposición es el totalmente contrario, no aceptan un no por respuesta. Realmente no se sientan a dialogar, si literalmente, pero no es lo mismo el dialogo que el monólogo, en el primero, se debate, se discute sobre los temas y se llega a un acuerdo común, aunque se tarden cuatro años, pero en el segundo de ellos, el monólogo, uno habla, expone sus ideas, el otro habla, expone igualmente su opinión, se hacen la foto, se dan la mano y cada uno a su respectiva casa, habiendo oído, no escuchado.
Por decir que no, que no quede, que para decir que si ya habrá tiempo, aunque esas medidas sean defendidas por la propia oposición, nunca serán lo suficientemente buenas y no serán votadas afirmativamente, únicamente no serán rechazadas, y eso, querido lector, en mi pueblo, de toda la vida se ha llamado hacerse el duro. Espero que no me juzgué nadie por lo que voy a decir ahora, pero les hace falta a los señores políticos: hay una frase que a las mujeres les encanta oír, o eso se suele decir, que es “cariño, tenias razón”, en mi sincera opinión, cambiando el tiempo verbal a un presente simple y eliminando el “cariño” de esta expresión, nuestros queridos políticos deberían escribir todos los días 100 veces esto en un papel, cual niños de siete años, para que se les quede bien aprendido, que si se dice, no se pierde la dignidad, se practica el consenso y la democracia.
Supuestamente, los polos opuestos se atraen.
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