lunes, 28 de febrero de 2011

EL DEPORTE NACIONAL, LA EVASIÓN FISCAL

Se da en todos los colores posibles, sin diferencias de llevar la camiseta azul, rojo, verde u otro color político, o ser el entrenador o incluso el árbitro del deporte en cuestión.
A nadie le gusta pagar más por algo, de eso estamos de acuerdo, es más, si hay gratis estate seguro que media ciudad hará cola para recibir, lo que quiera que sea eso que van a dar, y la otra media no se ha enterado.
Todos pensamos que el estado se lleva ya demasiado de nuestros bolsillos, como para encima pagar más. Tan solo mira por tu ventana. ¿Ya?


No, mira por tu ventana.
Porque te crees que andas por la calle, por baldosas, por asfalto, porque te crees que puedes pasear por la noche por un parque sin tropezarte contra una piedra, o correr por ese mismo parque, cruzar un puente para pasar un rio... no creo que haga falta que siga, o si... crees que podrías ir al médico y que no te cobren el coste total de tu operación, o que te saliesen tan baratos los medicamentos, o que ir a la universidad pública te costase tan barato, o que te diesen una subvención para montar tu primera empresa...
Estamos en un sistema común, en un estado, una nación, en una sociedad, en la que tenemos que cuidar todos de todos. No digo que no tengamos que deducirnos todo lo que legalmente este escrito, tenemos derecho a ello, pero desde luego defraudar no.
Vemos por la televisión, leemos en los periódicos, escuchamos por la radio, noticias de grandes empresarios, de futbolistas, de políticos incluso, que tienen fondos en paraísos fiscales, para no tener que pagar los impuestos que les corresponde en el país donde residen. Por supuesto que está mal, sin ninguna duda hay que condenar esa clase de actos y que sean juzgados con respecto a la legislación vigente, pero no queda ahí el tema.
Un trabajador, un obrero, tiene que pagar sus impuestos. La ley tiene establecido que los que más tienen más pagan, es un sistema equitativo, todos hacemos el mismo esfuerzo en referencia a nuestros ingresos, o la tendencia estatal va hacia ese propósito. Lo que no podemos hacer es no pagar, por ejemplo el IVA. Creo que este es el caso más común en este país. Ya lo he dicho alguna vez más y seguramente faltan muchas otras, pero, uno, más uno, más uno, más uno, mas... son muchos unos juntos, y al final hay una gran cifra que puede significar menos ayuda en la lucha contra el cáncer, menos seguridad ciudadana, menos subvenciones para quien realmente las necesitan...
También existen ciertos empleos que no se registran, y por los que se deberían de cobrar impuestos, no hablo de una niñera que va una vez al mes a cuidar unos niños que resultan ser sus sobrinos y por ello le dan 30 euros. Hablo por ejemplo de señoras de la limpieza para hogares privados, sin contrato, “en negro”, que aparte de no contar con los seguros por accidente entre otros, la cifra que aportarían en las cuentas del estado es significativa para el conjunto. También hay que nombrar a todas esas academias, no registradas, que son ilegales, y aunque sean un buen apoyo para los estudiantes, la cantidad de dinero que podría acumularse con esos impuestos suma una cantidad ingente a lo largo del año con la suma de todas las de España.
De nuevo hipocresía. Como puedes criticar a unos señores adinerados, que tienen cuentas en paraísos fiscales y a la vez estas ejerciendo o apoyando el ejercicio del incumplimiento de la ley fiscal, haciendo que el estado no reciba lo que legalmente está escrito y que has apoyado tu voto. Me es igual la magnitud, el daño lo vas a hacer igual.
Hay que concienciarse del pago de estos impuestos, gracias a ellos tenemos todo lo que vemos, y las mejoras se pueden seguir sucediendo. Es un mal común en toda la sociedad tanto en el extremo de los menos adinerados, como los medios y los que poseen un nivel alto o muy alto.
Carlos Laorden López.

domingo, 27 de febrero de 2011

VOTAR, UN PEQUEÑO SALTO PARA TI, UN GRAN SALTO PARA TU NACION

Es totalmente lícito no votar, nadie lo discute, pero creo que es un derecho que hemos de interiorizar. Durante mucho tiempo solo pudieron votar los varones mayores de edad y muchas veces se tenía también en cuenta el poder adquisitivo de la persona. ¿Por qué se ha luchado entonces por cambiar las cosas y estar en el sistema actual de voto? Las mujeres lucharon durante años porque su opinión valiese también, que importase lo que ellas pensaban. No se creía que tuvieran la suficiente inteligencia como para que nadie mellase su opción política, pero esto es totalmente inadmisible, las mujeres son igual de inteligentes que los hombres como para seguir sus pensamientos. Por esto mismo lucharon a sangre y fuego en  todas las partes del mundo para conseguir este derecho tan preciado.
Ahora hay personas, no una o dos, sino millones de personas que creen que ir a votar es inútil, que no merece la pena, que un voto no va a cambiar nada, pero de eso nada, porque no es uno, sino uno, más uno, más uno... daos cuenta que son muchos unos juntos.
Ahí va una suposición: en las últimas elecciones generales el 75,3% de los españoles fueron a votar. Es decir, más o menos 11.351.500 ciudadanos no fueron a las urnas a depositar su opinión electoral.  Con los datos de las anteriores elecciones, un tercer partido no conseguiría superar a los dos grandes partidos políticos, pero estoy seguro que el bipartidismo dejaría de existir. No estoy diciendo que ninguno de estos dos partidos me guste o me deje de gustar, solo quiero hacer ver el efecto que podría llegar a tener el que esos millones de personas votasen a aun partido alternativo.
¿Qué creo que pasa? No hemos luchado por este derecho, no vemos lo que realmente significa tenerlo, pero ¿Qué pasaría si restringen el voto? ¿Cuántos de los que no votan querrían ese derecho? Como muchas veces pasa, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos.
Ni por asomo me puedo creer que a esos once millones y pico de personas no les importe qué hagan o no con sus impuestos, no me entra en la cabeza que a todos esos ciudadanos les dé igual las políticas que pretenden seguir los políticos en relación a la educación de sus hijos, con referencia a los jueces del tribunal supremo o a las medidas que se van a tomar contra la crisis.
De todas formas, no puedo callar mi opinión a cerca de una actuación muy corriente a mi parecer en referencia a los abstemios del voto. Como se atreven a criticar al gobierno, o siquiera a la oposición. No creo que tengan el derecho moral, no hablo del legal, para quejarse a cerca de las medidas que se tomen o se dejen de tomar. Como son capaces de decir que no hacen nada bien a su parecer si no han ayudado al establecimiento de lo que para ellos es lo correcto. Mira otro lado bueno del voto, para no ser un hipócrita, poder criticar y realizarte como ciudadano no tienes más que ir y votar aunque sea en blanco. Si tu pareja te pide tu opinión sobre su ropa ¿no se la vas a dar? Pero en las urnas no mientas.

También tienes todo el derecho a favor de la creación de un partido. Quizá el efecto que tengas en las elecciones generales sea nulo y los votos que obtengas no te den ni para un escaño, no solo por la cantidad que necesitas, sino por el sistema tan injusto que hay de asignación de los votos. Pero nunca hay que perder la esperanza. Se puede comenzar en las elecciones de tu ciudad, y ahí quizá sí que tengas un par de puestos, y poco a poco a escalar en el ámbito político, por defender tus ideales seas cuales fueren. Ya sea abrir las fronteras de España a todos los inmigrantes o cerrarla de tal manera que ni siquiera vengan turistas.
                                                         
PD: Los canguros votan, ¿porque tu no? Tenía que ponerle el punto cómico...
Carlos Laorden López.

sábado, 26 de febrero de 2011

EL AHORRO ENERGÉTICO ESPAÑOL

Medidas anti crisis de nuevo. El gobierno ha instado a todos los españoles mediante un decreto a dejar de pisar el acelerador en la red de autovías y autopistas del estado. Una reducción de 10 kilómetros por hora, haciendo que lleguemos un 8,3% más tarde, es decir, si el viaje es de una hora tardaremos de media 5 minutos más, legalmente claro. Tampoco es tanto desde luego, cinco minutos arriba cinco minutos abajo. Ahora circularemos a una velocidad máxima de 110 kilómetros por hora.
En mi opinión, realmente se quiere con esta “ley”, sin consideración de ella puesto que es un decreto, reducir el gasto que se realiza por familia, de manera que se dedique este ahorro para consumir otros bienes que sí que pueden estar fabricados en España o la Unión Europea, que quieras o no somos uno, y con ello reducir el gran déficit de la balanza por cuenta corriente.
Centrales nucleares, no hay demasiadas en este país, que dan energía barata, con esto no estoy diciendo que las apoye, ni tampoco lo contrario, lo mido en términos económicos. A mi parecer la energía solar es un verdadero desastre, es cara al principio y no amortiza en poco tiempo, es más, el intercambio obligatorio por el buen funcionamiento de la placa, de su parte superficial ha de realizarse más o menos cada cinco años, a groso modo, es un desastre hasta que la tecnología avance. ¿Qué pasa con las demás energías? Están muy bien, eólicas, hidráulicas... Pero, porque no sustituimos ya el petróleo usado en plantas energéticas por otras.
Una gran noticia despertó mi interés hace un par de años, habían descubierto, en una  universidad española, unas algas que se podían cultivar en grandes bidones fácilmente para después hacer energía con ellas. Con una plantación de esa alga correspondiente a las Comunidades Autónomas de Navarra, La Rioja Y Aragón, se podría abastecer de energía un planeta como la tierra. Probablemente sea mucho más interesante vender la patente, sacar dinerito fácilmente y no invertir en avances en esa tecnología consiguiendo cada vez más productividad y con lo cual dejar de depender económicamente de otros países. Recordáis el caso de Seat o la actual Cepsa.
Las personas que prefieren ir a 110 creo que irán perfectamente a 110 kilómetros por hora con o sin decreto, pero el que realmente quiere ahorrar no va a 120, ni 110, va a 90, dado que está demostrado que las revoluciones del coche son mucho menores, y el coche va en quinta marcha, mucho más relajado, con lo que se sucede el menor consumo (aunque también depende del coche una velocidad u otra).
Es mucho más fácil no concienciar a la sociedad para que ahorre y prohibir, sin consenso del Congreso y el Senado. Cierto es que no es un tema muy trascendente pero a los ciudadanos les toca la vena sensible.
PD: Remitiéndonos al primer escrito de este blog (¿QUIEN TIENE EL PODER DEL CAMBIO?), ¿no podríamos hacer que se instalasen de ipso facto coches eléctricos y de hidrogeno?, los existen en el mercado, pero como se van a comprar si no se impulsa desde el estado la instalación de las suficientes infraestructuras como para que los coches puedan circular, comenzando a hacer “grandes enchufes” para los coches eléctricos y “gasolineras” de hidrogeno, hidrogeneras.
Carlos Laorden López.

viernes, 25 de febrero de 2011

MEDIDAS CONTRA LA CRISIS

Todo el mundo habla de las medidas que están adoptando por el gobierno como el abaratamiento del despido o el aumento de años en la edad de jubilación. Sin ninguna duda estas son unas medidas respetables puesto que han sido aprobadas por los representantes de los españoles, nuestros respetables senadores y diputados.
No hay ninguna duda que el abaratamiento del despido provocará que algún que otro empleado sea despedido, pero como es lógico no será el más eficiente y trabajador, será aquel que menos aporta a la empresa. ¿Cuál es el beneficio entonces? Habrá más parados, por lo tanto, en términos económicos menor ahorro, menor consumo, o lo que es lo mismo, menor consumo futuro, con lo que se despedirá a más población puesto que no se venden los productos y más y más stock... esto parece un bucle sin fin.
¿Qué posibilidades da al empresario esta medida? Despedir a más personas, de una forma menos costosa, por lo tanto los mas prescindibles serán expulsados de la sociedad mercantil, todos de acuerdo, pero ¿y ahora qué? Se han reducido costes, por lo tanto con los apoyos por otras vías del gobierno (subvenciones, préstamos a los bancos para que estos presten a la vez a las empresas, etc.) pueden hacer que se aumente la producción. Y claro... para aumentar la producción necesitamos operarios. Ponte en el caso de un empresario: tienes miedo de que la persona que elijas o que elija tu departamento de recursos humanos, sea una persona poco eficiente, ¿te arriesgas a contratar, o apurarás más tiempo sin ese trabajador? Este miedo es el que se consigue eliminar con el abaratamiento del despido.
Podemos pensar que ese empresario no lo va a hacer, no va a contratar, solo quiere despedir, solo le interesa reducir costes. He de recordar, que una de las máximas del sistema capitalista de competencia perfecta es la maximización del beneficio, y ello pasa por querer más y más, cada vez mayor tamaño empresarial, cada vez mayores ventas, cada vez, necesariamente, más trabajadores.

Con respecto a la edad de jubilación, hay que decir que en mi opinión no es tan defendible, pero sí que es cierto que puede tener una serie de beneficios para el conjunto de la sociedad. Muchas personas no pueden permitirse dejar el trabajo, no tienen los suficientes ingresos como para seguir adelante con sus vidas en el caso de que sean jubilados. En cierto modo, aquí tienen unos años más para el ahorro, aquel que tendrían que haber estado realizando mientras pensaban en su futuro.
¿Qué creo yo que se está pretendiendo con esta medida? Por supuesto incrementar el tiempo de cotización, es muy importante para todos los españoles, que la parte que todos los trabajadores pagan hoy, sea el futuro pago que todos nosotros recibamos del estado. Siendo cierto que no se han guardado todos estos ingresos como previsiones a futuro de los pagos a realizar, será necesario un empuje por nuestra parte, en este sentido, cotizando durante más años para las épocas y generaciones venideras.
Está claro que si no existe una renovación generacional en los empleos, no solo va a existir una parte de la población, los jóvenes, que va a estar desempleada, sino que las empresas van a tener dificultades para adaptarse a los nuevos cambios, puesto que en los últimos tiempos el reciclaje de conocimientos que hay que realizar es continuo y la flexibilidad ante esto. Los nuevos conocimientos que han adquirido estas nuevas generaciones son el motor de la evolución de las empresas y sus aspiraciones de crecimiento, y con ello el de toda la economía.
¿Qué solución se le puede ocurrir a uno ante esta altísima tasa de paro? Claramente la medida que voy a proponer en las próximas líneas no hace más que esconder la tasa de parados, porque realmente seguirá estando ahí, pero me parece una medida muy interesante por el beneficio que se puede obtener de ello.
Y porque no movemos otra cifra. Actualmente la edad mínima para trabajar son los 16 años, y añadiendo a esto que la mayor parte de la población desempleada se sitúa en los más jóvenes, se puede proponer aumentar de los 16 años a los 18 la edad legal para trabajar. Pero que podríamos hacer con jóvenes que tienen dos años más sin disponibilidad para trabajar:
Podríamos aumentar la obligatoriedad de la educación dos años más, estableciendo la variabilidad de un grado medio o un bachillerato obligatorio, realizando así una inversión de capital humano en nuestra sociedad.
También podríamos declarar la obligatoriedad de un par de años en un instituto exclusivamente dedicado a los idiomas, en el que se fomentaría el estudio en el lenguaje que el propio alumno elija, como perfeccionamiento o comienzo de sus conocimientos del mismo, además de conocer el la cultura, costumbres, y estudios pormenorizados del país elegido en cuestión. Posiblemente enfocado a una mayor internacionalización de la economía española.
Dado que soy estudiante y es lo que me rodea, se me han ocurrido estas opciones claramente encaminadas a mi ámbito más cercano, pero quien sabe, tal vez a los políticos se les ocurran más.
Carlos Laorden López.

¿QUIEN TIENE EL PODER DEL CAMBIO?

El cambio es la ley que rige todo el sistema en el que estamos envueltos, este está engendrado por todos los ciudadanos, sin diferencia de sexos, clase social o ninguna otra divergencia, el cambio es conformado por la sociedad en su conjunto, y sobre esta base se establece el mundo tal y como lo conocemos hoy.
Todas las instituciones están formadas en mayor o menor mediada por una representación de la sociedad, las empresas están constituidas por individuos relacionados entre sí, por interacciones de utilidad y el ámbito público, gobierno, parlamento, ayuntamientos... están elegidos “directamente” por los ciudadanos.
Pero ¿Quién tiene el poder de cambio? No se puede uno desentender del ámbito que le rodea y pensar que no controla nada, esto es totalmente erróneo. Como parte de un conjunto más amplio, puedes defender tu postura en democracia. Existen procedimientos por los cuales puedes dar a conocer tu opinión, para que todos la escuchen y la apoyen quienes la compartan. Pero no solo eso, también puedes llevar a cabo ciertas acciones que no son propias del sistema como tal, es decir, no son movimientos formales, sobre papel, sino informales. Supongamos que el ámbito público, sobre el que hemos depositado nuestra confianza, aquel que cuenta con nuestra aprobación y que está donde está porque nosotros le hemos atribuido ese poder, comienza a fallar; no en el ámbito de la corrupción, sino en el ámbito de la pasividad, de la no respuesta ante los impulsos notorios de cambio de aquellos a los que representan. El primer paso es hacerles saber que nos siguen rindiendo cuentas y cuál es nuestra verdadera opinión sobre el asunto que están desatendiendo. En este caso quiero hacer referencia a la mala actuación de las empresas, del ámbito más privado de la sociedad. Este sector también ha de seguir los cambios de la sociedad y adaptarse a ellos, pero de una forma indirecta, puesto que a quien de verdad tienen que dar explicaciones de sus actos es al sector público, que es conformado por todos nosotros.
Uniendo estos dos conceptos, la mala actuación del sector público en materia de resolución de los malos hábitos del ámbito privado, contiene el primer paso ya comentado. En el caso en el que el sistema formal no pueda llegar a funcionar por la presión que ejercen las corporaciones sobre el estado y sus instituciones, se ha de dar el siguiente paso. El poder es del pueblo y para el pueblo, es decir, si creemos que alguien está actuando de una manera incorrecta conforme a nuestros principios y preferencias, tenemos la capacidad para que ese cambio se lleve a cabo. El segundo paso a dar será el ataque indirecto a la empresa en cuestión.
Cuando algo resulta demasiado caro, no puede ser consumido por aquellas personas que no pueden permitirse adquirirlo con su nivel de renta, si un articulo deja de maximizar las  preferencias, que a la vez son cambiantes puesto que todo está en continuo cambio, dejaras de consumirlo. Las preferencias del consumo pueden estar basadas, no solo en precios, o en sabor, o en belleza visual, también en gustos y preferencias morales. Con todo esto se pretende introducir el segundo cambio a dar. Es cierto que porque un individuo de la sociedad deje de consumir artículos de una empresa, esta no va a dejar de seguir dedicándose a esta actividad, pero que pasa si una mayoría de los que compran dicho objeto, dígase una camiseta, deja de comprarla. Si por algo se caracteriza este sistema es por la competencia perfecta, es decir, existen más empresas que venden camisetas, perfectamente podemos trasladarnos a la tienda de enfrente y dejar de consumir en la empresa cuya política moral no es la adecuada, aquella que desentona con nuestras preferencias morales. Pero esta lucha en el segundo paso de cambio no solo pasa por el consumo. Recordemos lo comentado al comienzo de este escrito: “Todas las instituciones están formadas en mayor o menor mediada por una representación de la sociedad”, es decir, que no solo no son nadie sin que nosotros les compremos sus productos, ¿Qué pasa si nadie quiere trabajar en sus fábricas?, o pongámonos en un caso más real, las fabricas están situadas en países del tercer mundo, no tenemos ningún control sobre esa producción directa, pero ¿Qué pasará si nadie quiere vender su ropa?,¿y empleados en nuestro país no quieren trabajar en una empresa cuya moralidad contraria a ellos? Puestos en este extremo, tendrán un stock tan elevado que no podrán seguir produciendo, a no ser que cambien su política de empresa y comiencen a cumplir con aquellos puntos que la sociedad quiere que la corporación cumpla, como puede ser el pagar un salario digno a los empleados del tercer mundo.
¿Y ya está? No, hay que darse cuenta que el primer ámbito, el público, no ha satisfecho nuestras preferencias como ciudadanos, por lo tanto otro cambio ha de sucederse, es decir, confiamos en ellos durante cuatro años (en el caso de España), y como tal, habrá que respetar ese tiempo, a no ser que sus fallos sean tan graves que la única solución pase por una moción de censura, pero nuestro deber como ciudadanos es hacer saber al ámbito público que nos rinden cuentas a nosotros, a los ciudadanos, y que por tanto, nosotros somos quienes tenemos el poder, en ámbito constitucionales, soberanía nacional, de esta forma no deberemos confiar de nuevo en ese gobierno y exigir sin ninguna duda un cambio para la siguiente legislatura.
¿Y aun hay personas que creen que no tienen poder de cambio?
Carlos Laorden López