Para todo país miembro de la unión europea hay un antes y un después en la composición de sus socios exportadores e importadores, puesto que el hecho de pertenecer a un ente superior que progresivamente abre las fronteras eliminando todo tipo de barreras para productos, servicios, capitales y personas, hace que esa zona se convierta en preferente a la hora de emprender la internacionalización, por las facilidades que se ofrecen. Tanto es así que no podemos encontrar un solo miembro de la Comunidad que no dedique la mayor parte de su comercio a un país externo a la Unión Europea.
Se pueden encontrar algunos problemas de comercio internacional en relación a terceros países, por la pertenencia a la UE. Uno de ellos es que dada la historia comercial de un país junto con otro no miembro, se enfrenten opiniones contrapuestas dentro de la Unión para realizar acuerdos comerciales.
España forma parte de la actual Unión Europea desde el 1 de Enero de 1986, hasta ese momento la nación española poseía la total competencia en materia de política exterior, estableciendo sus propios aranceles, cuotas y demás barreras, así como sus propios acuerdos unilaterales o de diverso tipo con otros estados.
Los principales socios de la Unión Europea son, en primer lugar la propia Unión Europea, seguido de Estados Unidos, China, Suiza y la Federación Rusa, y teniendo en cuenta los de España en particular, que según los datos de la OCD son por orden descendente, la Unión Europea, Estados Unidos, Marruecos, Turquía y Suiza, y podemos ver una diferencia de opiniones. En este caso se clarifica en un problema político y económico, que se centra en Turquía.
Turquía ha intentado formar parte de la Comunidad Económica Europea y posteriormente de la Unión Europea desde 1987 y ha sido rechazado en varias ocasiones por cuestiones democráticas, el no reconocimiento del genocidio contra los armenios o las diversas dificultades de la propia Unión para asumir a un país con una población que supondría la redistribución de los votos en los órganos de decisión, encontrándose con el mismo poder que Alemania, dados los criterios de votación del Tratado de Niza. Por lo tanto, aunque a España apoye la inclusión de Turquía en la Eurozona, favoreciendo así que el cuarto de sus socios comerciales abriera sus fronteras, en un periodo relativamente corto de tiempo, existen diversas presiones dentro de los propios socios de zona para la no aceptación.
No obstante la Unión ha actuado desde 1995 con un acuerdo de Unión aduanera con la Turquía que entró en vigor en 1996. Por tanto, aunque no sea tan provechosa la relación como desearían algunos países de la Unión, se consiguen ciertos pasos previos que beneficien a los miembros con mayores intereses.
Carlos Laorden
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