Soy partidario de buscar soluciones y no de enfrentarse en situaciones incomodas hasta la saciedad, hay que tratar las cosas desde un punto mucho más relajado y despreocupado.
Hablo del conflicto que nos asiste en este momento en torno a España-Gibraltar. No sé por qué se sigue teniendo la espinita clavada con respecto al Tratado de Utrecht, pero solo con Gibraltar. Me explicare. Tras la muerte de Carlos II, que murió sin descendencia y no quedando demasiado clara la sucesión, aunque favorable para el joven Felipe de Borbón, Francia, Holanda y Gran Bretaña, se juntaron en Utrecht (Holanda), para terminar con la Guerra de Sucesión aceptando a Felipe como rey, con ciertas condiciones. Se acordaron ciertos cambios territoriales, entre ellos, Portugal, Sicilia, Nápoles, Gibraltar, Menorca, una serie de fortalezas en territorio Flamenco, ciudades como Niza Brandemburgo o Saboya… y esto solo en el continente europeo. De todo esto, solo recuperamos Menorca, pero no obstante seguimos pensando que Gibraltar, por alguna razón es nuestro territorio, bueno, algunos creen que Portugal también.
Esta crisis actual tiene en cuenta este Tratado y las aguas territoriales que se cedieron a Gibraltar. Existe un tratado de pesca por el cual España puede pescar en ese caladero, en el caladero en el que se han arrojado una serie de cubos con prominentes varas de metal, que provocan que las redes de los pescadores se rompan y por lo tanto provoca que los peces se escapen de la red y los pescadores vuelvan con las manos vacías o casi vacías tras una jornada de trabajo.
Disculpen la expresión pero esto es una lucha entre dos machos que tratan de demostrar a ver quién tiene más huevos. Queridos Presidente y Ministro de Exteriores, usad la cabeza, y si no la queréis usar, yo os daré una idea de lo que se puede hacer, dado que Gibraltar no va a dar el brazo a torcer, ya lo habéis intentado de la forma “diplomática”, ahora toca actuar.
En vez de dar subvenciones a los pescadores por no poder salir a faenar, dado que ese caladero es una fuente rica de peces jugosos y frescos, insustituible, puede hacer dos cosas. Usar ese dinero para solucionar el problema, contraten a un equipo de buzo que pueda, no solo hacer fotografías y gravar en vídeo
los bloques de hormigón, que eso ya se ha hecho, si no para que bajen ahí abajo con unas máquinas preciosas que quiten los hierros y de esta forma los barcos ya podrán volver a faenar. Otra opción es dinamitar los bloques, de esta forma desaparecerán directamente, si es una explosión controlada, estoy seguro de que no sufrirá ningún pececillo que pase por ahí mientras “se mantenga detrás del cordón policial de seguridad”.
Bien, ahora utilicen la cabeza, hay soluciones queridos gobernantes. De hecho, si no calculo mal, es más rentable realizar esta clase de intervención que subvencionar durante un tiempo indeterminado a los pescadores.
Utilizad el recurso preciado que es el dinero como si fuera agua, un bien escaso.
Carlos Laorden.
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