miércoles, 9 de julio de 2014

QUÉ ES EL LARGO PLAZO

Imaginemos un mundo en el que no puedes gastar más de lo que ganas. Imaginemos que solo tenemos 25€ para hacer la compra de toda una semana. Hasta dentro de una semana no sabrás cuanto cobrarás y por lo tanto el futuro es incierto, no sabes si serán 30€, 40€ o 20€. Con esta suposición muy propia de economistas como yo quiero explicar una idea, solo se ha de intentar ponerse en el papel. ¡Empatiza!

Seguramente te apetecerá concederte caprichos momentáneos como comprar un buen queso, tal vez fresas, cuando sabes que ya no son de temporada y seguramente chocolate, ese pequeño vicio. Pero tan solo tienes 30€. Seguramente administrarse el dinero es mucho mejor, comprando productos que te aporten lo necesario como para sobrevivir esta semana. Un par de quilos de arroz y otros pocos de pasta, con algo de tomate y queso. Tal vez algo de carne y un poco de verduras y pescado. Además, si ahorramos parte de esos 30€, aunque solo sean 50 céntimos, estoy seguro que la semana siguiente lo agradecerás.

Ahora imaginemos que esos 30€ son 2000€, que el corto plazo de una semana se convierte en un año y que en vez de comprar, se trata de vivir. Con todo ello, en este mundo si puedes gastar más de lo que ganas, gracias a los bancos.

No haremos un viaje de 3000€ de una semana de duración, adquiriendo un préstamo para ello, teniendo que pagar una hipoteca, el seguro de vida, el del coche, aparte de comer, que dicen que es necesario. Eso sería como dar una fiesta con cava y fresas con chocolate cuando solo tienes 30€. Está claro que debemos divertirnos y a todo el mundo le gusta hacer viajes y hacer fiestas, pero siempre dentro de nuestras posibilidades.

Las entidades financieras tentaron a muchos ciudadanos a adquirir préstamos y créditos a largo plazo. No solo eso, si no que se daban por encima de las necesidades de los que los pedían, para que pudieran comprarse además un coche nuevo, amueblar el piso con unos muebles de lujo y se dieran unas vacaciones. Los clientes por su parte, aceptaron esos créditos y préstamos, sin saber muchas veces las condiciones en las que las estaban aceptando. Digamos que podrían haberse informado mejor.

Hay que pensar en el largo plazo, nuestras vidas lo son y ahora más que nunca vemos los ciclos que suceden en nuestra economía. Por ello hay que ir con cautela, ahorrar para las vacas flacas, no pensar que todo será estático hasta que dejemos de pagar la hipoteca, cuando estamos viendo que hay alimentos en nuestra nevera que en unos días, si no los consumimos, son perecederos.

No estoy quitando la culpa a las entidades financieras de lo que sucedió y por lo que estamos pasando. Pero al igual que el dicho “dos no discuten, si uno no quiere”, teniendo una visión diferente de la vida, más a largo plazo, las cosas hubieran sido diferentes.